La visión del sacerdote:

No es lo mismo hacer un campamento para 60, que para 90 niños...

Gracias a Dios, con la ayuda de Don Felipe estos tres días, hemos podido cubrir más confesiones. Es una maravilla, todos quieren confesarse y eso está muy bien. Les dimos el primer día una arenga sobre para qué es el campamento y la gran oportunidad que tienen de acercarse a Jesús, ahora que van a convivir diez días intensísimos con Él... Y parece que ha dado resultado.

Son unos chavales extraordinarios. Los monitores están dando el callo, pero les noto ya muy cansados. Estamos empezando a repartir tiempos de descanso extraordinario para que puedan aguantar el campamento.

Necesito oraciones en dos líneas: que los chavales sigan rezando como hasta ahora (van genial, están metiendo todo el corazón) y que los monitores aguanten el desgaste. Han venido más cansados y son más días.

Mientras escribo esto estoy escuchando cómo cantan los que han terminado de ducharse, en un ratillo de tiempo libre que les damos antes de comer.

Por cierto, os pido un favor en lo sucesivo:

La niña que venga con piojos de su casa, que nos avise y que se traiga el tratamiento, son más de 50 euros. El año pasado hice excepción, este año lo repercutiré. Lamento los casos de contagio, pero en un campamento es imposible erradicar una plaga, sólo podemos tratar de contenerla. Tengo a dos monitoras trabajando a destajo para pasar la liendrera a las dos niñas que tenemos con piojitos y aplicar el tratamiento.

En fin, papás. No sé yo si el próximo año echaré de menos ir de campamentos o no (creo yo que no), pero a quienes sí voy a echar de menos es a mis monitores y a vuestros hijos, son estupendos. ¡Bendita sea la rama que al tronco sale!

Un abrazo muy fuerte. No dejéis de rezar para que todos vuelvan a casa con Cristo en el corazón y espero que al llegar a casa puedan seguir aprendiendo a rezar y a acercarse a Jesús de vuestra mano, como ya hacéis. El mérito es todo vuestro. Nosotros aplicamos una capa de barniz, pero sois vosotros los héroes que día tras día estáis forjando su carácter.

Otra cosa, hemos tenido algunos casos de mamitis, cuatro (dos con la escusa de dolor de cabeza, otro de la tripa y otro directamente que os echa de menos). Ayer hablábamos de lo mucho que os quieren, de lo mucho que les queréis, que si están aquí es para pasárselo genial y luego puedan volver a casa con vosotros a haceros la vida imposible. Ya están jugando estupendamente. Son muy majos.

Y desde el primer momento, les hemos conseguido romper el saque. Ayer nadie rompía el silencio por la noche, rendidos. Se ha creado un clima espectacular de amistad y confianza, no hay malos rollos, nadie habla de quien me gusta, quien no... Es una maravilla... ¡Gracias a Dios!

Me voy a comer. Un abrazo fuerte